ACTO DE RESISTENCIA EN FA M

Concierto-cena de larga duración realizado en La Poderosa (Barcelona) dentro del marco de Mortal de Necesidad el día 25 de Mayo de 2013



Texto y audio de Óscar Dasi

Si es posible otro mundo habrá que construirlo con mucho trabajo, hay que ponerse a ello, arremangarse con todas las fuerzas, con todo el cuerpo, con toda la inteligencia y la intuición y el deseo que seamos capaces de sentir y empezar a hacerlo real desde donde cada uno pueda, con lo que cada uno tenga, con todo el derecho a equivocarse pero con pleno convencimiento, a por todas.

El mismo convencimiento que lleva a Itxaso a aseverar que “el daño que nos ha hacemos los unos a los otros es evitable... si queremos”. Y es que eso debería ser lo primero, quererlo, de verdad, sin concesiones y hasta el final, para ver si sirve para cambiar las cosas y si no, si la experiencia nos hace ver que estábamos equivocados, solo entonces, desecharlo... para intentar otro camino, de nuevo y con lo que hayamos aprendido. Pero antes habrá que pasárselo por las manos, abrirse en canal y exponerse, atreverse al peligro del exceso, al ridículo, al “pero a donde vas?”, para ver si de verdad y de una puta vez nos movemos de sitio y nos encontramos en otro lugar. Para ver si es posible otro lugar. Para romper el aburrimiento y el no poder, el así están las cosas y hay que joderse, es lo que hay. Para saltar por encima del tedio quieto, quieto no te muevas, no respires, a ver si así no se dan cuenta de que estás ahí y te dejan tranquilo un día más, un rato más, a ver si así le toca a otro y tú te salvas.

Pues todo eso y mucho más. Y el grito enfrentado, el grito de quien pide y desea con todas sus fuerzas estar en otro lugar, llegar a otro lugar “vámonos! pero vámonos a Moscú!”. Moscú convertido en la posibilidad de ese otro lugar, con Chejov y sus personajes sobrevolando una realidad construida a cuatro manos, una sinfonía a dos cuerpos, con sus carnes, sus voces y sus vivencias expuestas, a flor de piel. Un lugar al que llegamos, fuimos llegando todos los que estuvimos allí, en la Poderosa esa tarde noche inolvidable, entre infusiones de valeriana y aperitivos, dulces venidos de las galaxias y chistorras cocinadas con el ritmo cardiaco acelerado. Casi sin saber, despegamos con el despliegue de los materiales en el suelo, con las canciones y las acciones, para aterrizar en otro lugar.

Capas y capas de trabajo, mucho trabajo y toda la carne en el asador con la consciencia de que aquello que va a pasar se puede trabajar, cuidar, buscar, pero no prever. Solo se puede intentar en serio, a tope, sin cortapisas ni áreas de seguridad, por qué se trata de que todo sea “casa”, de que se acabe construyendo un lugar en el que, por fin y pese a todo, nos sintamos en casa todos y todas, donde podamos permitirnos sentir nuestra fragilidad y la fuerza que en ella reside, nos reconozcamos juntos en esa humanidad que nos hace estar siempre en camino a la nada pero ahí, aquí, ahora... palpitando.

“An experience for life”